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Circuit Publié le 21 octobre 2025

La esfera hispánica

Ciencia y francés: entre visibilidad internacional y preservación cultural

Por Maria Ortiz Takacs, trad. a.

La decisión de muchos investigadores y científicos francófonos de publicar sus trabajos en inglés responde al fin de maximizar la difusión de sus contribuciones y obtener mayor reconocimiento internacional. Después de todo, el inglés se ha consolidado como la lingua franca de la investigación académica. Este fenómeno no afecta únicamente al francés, sino también al español. No obstante, hay una diferencia significativa entre ambas lenguas: el francés, particularmente en Canadá —donde es una lengua minoritaria— se ve constantemente amenazado por la presencia dominante del inglés que lo rodea, cosa que no ocurre con el español, que se habla en gran parte del continente americano. Así, el francés en Canadá se enfrenta a un doble reto: desde una perspectiva general, resistir la influencia del inglés para no extinguirse y, en el campo de la ciencia, mantener su visibilidad internacional a fin de no perder la identidad cultural y lingüística del saber francófono.

El investigador francés Nicolas Bacaër1 resume la tendencia alcista de ciertas revistas científicas que cambian su nombre en francés por su traducción al inglés (o por un nuevo nombre en inglés) y menciona la prohibición implícita de escribir artículos en francés, que viene de la mano de dicho cambio de nombre. La lista, que según Bacaër no es exhaustiva, incluye unas 35 revistas. A modo de ejemplo, en 1987, el Nouveau Journal de chimie comenzó a usar la traducción al inglés New Journal of Chemistry y el último número con un artículo en francés se publicó en 2002. Por su parte, en 2014, la Revue de métallurgie cambió su nombre a Metallurgical Research & Technology y publicó su último artículo en francés en su edición de 2017. Esta tendencia, que privilegia el uso de un solo idioma en detrimento del francés, reduce la riqueza interpretativa que este último es capaz de aportar y da lugar a una estandarización que no amplía los horizontes de la ciencia, sino que los “nivela hacia abajo” al mantenerse dentro del marco de expresión de una sola lengua.

El rol histórico del francés en la ciencia
A partir de la Revolución Científica, que comenzó en el siglo XVI, Europa adopta una nueva manera de entender el mundo y adquirir conocimientos, basada en lo que más tarde se conocería como el método científico. Durante los siglos posteriores, el viejo continente se enriqueció con las contribuciones de destacados científicos franceses: René Descartes, principal exponente de la geometría analítica y del método cartesiano; el matemático y físico Blaise Pascal, que escribió el Tratado del triángulo aritmético; Antoine Lavoisier, autor del Tratado elemental de Química, entre muchos otros. Así, la lengua francesa ocupó un rol esencial en el desarrollo del pensamiento crítico y del saber científico, y fue clave en la difusión del enfoque empírico, que contrastaba con la visión teológica del mundo arraigada en el pensamiento de la época. Por otra parte, la fundación de prestigiosas universidades francesas —tales como La Sorbona y la Universidad de París— se remonta al siglo XIII. Ambas instituciones, y las tantas otras que se fundaron en los siglos posteriores, contribuyeron sustancialmente al surgimiento de la ciencia moderna.

Si bien durante mucho tiempo el francés fue el idioma por excelencia en lo que respecta a la difusión del saber, durante el siglo XX, el inglés se consolidó como la lengua predominante en la investigación y la redacción académicas. En la actualidad, los investigadores que desean obtener visibilidad internacional se ven prácticamente forzados a publicar en inglés.

Preservación cultural y diversidad lingüística
El multilingüismo en la investigación permite apreciar los matices que brindan las estructuras conceptuales propias de cada lengua. La marginalización de los idiomas no hegemónicos, lejos de ser positiva, excluye a miles de personas del debate académico y debilita las perspectivas únicas que otras lenguas —en este caso, el francés— pueden aportar al conocimiento científico. Acotar la diversidad lingüística en el ámbito académico para lograr una mayor visibilidad profesional da lugar a una suerte de desigualdad epistemológica que no beneficia a la ciencia, sino que reduce la pluralidad de pensamientos propios de cada idiosincrasia lingüística.

Esta diversidad contribuye asimismo a preservar el legado del conocimiento en francés sin que se diluyan sus aportes históricos ni su estilo particular de construir y transmitir el saber. Además de erosionar los matices culturales propios de la lengua francesa, la homogenización lingüística le quita riqueza a la investigación científica. La clave no radica en generar una competencia entre idiomas, sino en lograr un equilibrio que no limite el intercambio científico, sino que integre las distintas tradiciones científicas y lingüísticas con el fin de fortalecer el diálogo entre los investigadores y el público en general, más allá de los beneficios que el inglés pueda aportar a cada trayectoria profesional.

En definitiva, la preservación cultural en el campo de la ciencia da lugar a la coexistencia de diversas tradiciones, expresadas tanto en francés como en otros idiomas, para lograr un panorama multifacético que lleve al enriquecimiento científico en la esfera global. Fomentar el uso del francés en la investigación académica no constituye un agravio al inglés; muy por el contrario, integra una pluralidad de voces y abre un diálogo multilingüe capaz de reflejar en todo su esplendor la complejidad de las realidades científicas analizadas desde variadas perspectivas culturales y marcos metodológicos.

 

1 Nicolas Bacaër. (2019). Quelques aspects de la disparition du français dans la recherche scientifique. FIU Francophonie et innovation à l’université, pp.16-27. https://hal.science/hal-02268776v2/document

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